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18 abril, 2024
Rosa Ortega

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«El Mundial de Granada aún hoy es un gran referente»

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Rosa Ortega, exkarateca y técnico del CSD | Señala que le faltó «experiencia para haber logrado una medalla», pero dice que «fue un orgullo competir en casa, ante mi familia»

Que en esta jornada de 22 de noviembre se estén cumpliendo veinticinco años desde que se echara el telón a aquella undécima edición del Campeonato del Mundo de kárate que en 1992 tuvo lugar en el Palacio Municipal de Deportes de Granada permite recuperar la figura de quien se trató entonces de una de las integrantes más señaladas del equipo español: Rosa María Ortega Pardo (12/03/1969). La exkarateca granadina acusó en aquella cita «la falta de experiencia que tenía». Pero con el paso del tiempo labró un inigualable palmarés que la convirtió en todo un referente de las artes marciales a nivel internacional. Hoy que presume también de presentar un gran currículo como gestora del Consejo Superior de Deportes se presta a hacer balance de todo ello.

¿Qué sentimientos le genera el recordar aquel Mundial de 1992?

-Mucha emoción y orgullo. Fue mi primera competición internacional y un sueño que se desarrollase ante mi público y familia. El evento se organizó maravillosamente bien. La ciudad de Granada, el Palacio o la ceremonia de inauguración perduraron en el recuerdo de muchísima gente.

España hizo historia al lograr 11 medallas (cuatro oros y dos platas) pero el equipo femenino de kumite que usted integró quedó cuarto. ¿Tuvo razón el seleccionador Juan Arsenal cuando dijo que a Maricarmen García le pesó la responsabilidad en la final de consolación?

-La responsabilidad nos pesó a todos. Es lo que tiene hacer en casa un evento de estas características. La selección masculina estaba compuesta por karatecas que ya tenían mucho bagaje como José Manuel Egea o Jesús Juan Rubio, pero la femenina era muy joven, con menos experiencia.

En individuales usted cayó por sorpresa en tercera ronda. Dijeron que jugó en contra suya la presión…

-Bueno, más que la presión estaba el hecho de que sólo llevaba un año en el equipo nacional. Mis primeras competiciones con el equipo nacional fueron en 1991. Aquel Campeonato del Mundo nos habría salido un poco mejor de haber llevado todas más tiempo compitiendo. Tenía la ilusión de lograr una medalla en casa, pero me faltó experiencia.

Aquel evento generó un récord de asistencia. ¿Hasta qué punto sirvió para impulsar al kárate?

-Mucho, sobre todo a nivel internacional y desde el plano organizativo. Aún hoy día es un gran referente. A partir de ese momento los Campeonatos del Mundo estuvieron mejor organizados y gozaron de un mayor seguimiento mediático. Aquello también fue una manera de dar a conocer nuestra ciudad y patrimonio.

En aquel mismo año usted se pudo quitar la espina ganando en Granada el oro en el Campeonato de España individual.

-Sí. Fue también en el Palacio de los Deportes. La verdad es que me siento muy orgullosa.

Además, en los Campeonatos del Mundo de Malasia (1994) y Sudáfrica (1996) fue bronce en individuales y oro y bronce por equipos. El Mundial de Granada dio paso a su explosión como karateca.

-Sí. El Mundial de 1992 me reportó una magnífica experiencia de competición al máximo nivel. Antes de aquello yo ya había estado en un par de Copas del Mundo (1991 y 1992), pero en esas citas no exigían una preparación tan intensa. Me ayudó mucho en mi progresión el ingresar en 1991 en la Residencia Blume de Madrid. Entrenar con compañeras de la selección me hizo adquirir un gran nivel y lograr muchas más medallas. Se hizo un gran trabajo desde la Federación Española de kárate.

Aparte, usted obtuvo el oro individual en la Copa del Mundo de 1993 o en el Europeo de 1996, entre otros logros, pero no puede presumir de que en algunos Juegos se hubiera llevado algún metal, pues no va a ser hasta Tokio 2020 cuando el kárate estrene la condición de deporte olímpico.

-Claro. Por un lado, es una inmensa alegría que los karatecas de todo el mundo puedan disfrutar del evento referente, el que te hace situarte a nivel internacional. En la Residencia Blume conviví con deportistas que fueron a los Juegos de Barcelona. Y se me saltaron las lágrimas viendo la ceremonia de inauguración, pensando que no podía participar y sabiendo que habría tenido la oportunidad de lograr una medalla. El no haber podido tomar parte en unos Juegos es la mayor pena que me dejó mi carrera deportiva.

Al menos tuvo la oportunidad de pasear la antorcha olímpica de Barcelona’92 por las calles de Granada…

-Esa fue una de las dos cosas cercanas al olimpismo que pude realizar. Fue un orgullo. Siempre le estaré agradecida a quien tomó la decisión de que en aquel acto pudiéramos estar deportistas no olímpicos. Aparte estuvo mi participación en los Juegos del Mediterráneo de Bari (1997).

En el CAR de Sierra Nevada

Estuvo en activo con la selección de 1990 a 1998, pero en 1995, y hasta 2005, ejerció como subdirectora técnica del CAR de Sierra Nevada tras sacarse una plaza en oposiciones.

-Sí, en el CAR pude empezar mi trayectoria profesional, compaginándolo con mi carrera deportiva. Tuve claro que debía priorizar en el aspecto laboral. Aquello me permitió conocer y estar cerca de muchos deportistas de altísimo nivel internacional. Los trabajadores estábamos con ellos también en sus ratos libres y recuerdo que les acompañábamos a enseñarles la ciudad. Fue muy enriquecedor.

En 2005 se fue a Madrid y hasta 2012 fue directora de la División de Centros de Alto Rendimiento del Consejo Superior de Deportes. ¿Tenemos buenas ‘fabricas’ en España para construir campeones?

-Sí. Hubo un momento en el que se produjo una expansión de centros de tecnificación y de alto rendimiento. Estamos muy bien dotados de instalaciones. La mayoría de esas infraestructuras son envidiadas en países de nuestro entorno. Eso ayuda a que los deportistas tengan un itinerario claro desde que empiezan sus carreras.

A continuación, y hasta julio de 2015, fue subdirectora general de Alta Competición, también del CSD. ¿Lo más preciado de su gestión fue que las federaciones redujeran deuda sin afectar a los rendimientos?

-Sí. Ese ha sido uno de los grandes éxitos del trabajo realizado. Fue mérito también de las áreas económicas, de gestión o de inspección. En un momento crítico por la bajada que sufrimos en los presupuestos dedicados al deporte se logró que las federaciones redujesen gastos superfluos y que el dinero se pusiera en lo importante: la preparación de los deportistas. Pese a ello, los resultados se mantuvieron a un nivel magnífico.

Aquellos cargos eran de libre designación y del último cesó usted voluntariamente para prepararse la oposición a la plaza de técnico deportivo de Alta Competición del CSD que ocupa desde marzo de 2016…

-Sí, volví a estudiar después de mucho tiempo. Tengo plaza fija en Madrid, que es de donde son mi hijo y mi marido. Fue una decisión muy meditada. Aunque fuese dar un paso atrás en la gestión deportiva, este cargo te permite trabajar más al detalle aunque sea con menos federaciones. Ahora llevo deportes de invierno, hielo, rugby, luchas olímpicas, kárate, kick boxing y motonáutica. Eso me permite tener una cercanía al deporte que antes no tenía. Todas estas ocupaciones me han servido para mi desarrollo personal y profesional.

 

 

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